Resumen:
Reflexiones sobre las estrategias de las unidades y servicios de información a la vista de las rutinas de gestión de información personal que los usuarios adoptan en un entorno digital de sobrecarga de información. Los hábitos de consumo de información o los puntos de ruptura de la rutina como momentos creativos de reorganización y aligeramiento de la carga de la información personal almacenada, son el punto de partida del debate que se propone sobre las respuestas al exceso de información (infoxicación), tanto desde el punto de vista de la planificación de recursos y servicios, como desde la orientación y formación del usuario. Se asume la necesidad del archivo o del descarte periódico de información como recurso de puesta en valor de la información retenida, justo en un momento en el que dicho proceso no se hace imperativo en razón de la optimización de un espacio físico limitado, dados los costes marginales de almacenamiento y de acceso a documentación digital.
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Urbano, Cristóbal. «Algunas reflexiones a propósito de la ‘infoxicación’«. Anuario ThinkEPI, 2010, v. 4, pp. 304-308.
LA PARADOJA DEL BORRADO
Por: Jorge Franganillo
Efectivamente, el abaratamiento de la memoria informática ha incitado hábitos poco higiénicos en la gestión de información personal.
En el ámbito digital, el aumento de la capacidad de almacenaje ha mitigado la necesidad de borrar u organizar información. Parece una ventaja, pero en realidad no lo es: conviene hacer una limpieza periódica del espacio personal de información porque, si bien su capacidad no tiene límites, sí los tiene la limitada capacidad de atención de una persona.
Pero las personas borran poco y no necesariamente porque sean perezosas o desorganizadas. La decisión de borrar información es difícil, requiere tiempo y provoca una situación paradójica por el hecho de emplear un tiempo valioso en piezas sin valor. Dicho de otro modo: determinar qué piezas de información deberían eliminarse para evitar que la atención se distraiga en el próximo encuentro requiere prestar mucha atención.
Como consecuencia, las decisiones relativas al expurgo tienden a tomarse sólo en momentos críticos (en el sentido más dramático del término) como, por ejemplo, la avería de un disco duro.
Así como son numerosas las situaciones cotidianas que nos impulsan a guardar o reencontrar información personal, son pocas las que impulsan a organizarla. Pero las tareas de organización y mantenimiento son igualmente importantes porque permiten dar sentido a la información y ayudan a planificar su uso.
Además, facilitan la conexión entre información y necesidades y, por lo tanto, contribuyen a alcanzar el objetivo de la gestión de información personal: aprovechar al máximo los recursos personales (tiempo, dinero, energía, atención) y así aumentar la productividad.
LA MEMORIA DEL MUNDO
Por: Francisco Tosete
Negroponte en su día preconizaba la aparición de asistentes personales de información, agentes que filtrarían aquélla realmente de nuestro interés de la demás. Los lectores de feeds pueden considerarse una versión «pobre» de los mismos. Un primer estadio de evolución de estas herramientas.
Google, buena parte de su filosofía, sus aplicaciones y su histórico de consultas personales es otro paso (hacia ello se tiende pienso).
La filosofía de Google no es precisamente la de borrar, sino la de conservar. Todo. Sale más barato (e infinitamente más rentable por su posible potencial económico) conservar que borrar. En esto se basa, muy básicamente, buena parte de la estrategia de negocio de Google y por ello aporta y desarrolla continuamente herramientas para que los usuarios generen contenido. Cuanto más, mejor y para que lo compartan. Cuanto más, mejor.
Por otro lado, hoy día disponemos de dispositivos que nos permiten generar documentación textual, sonora y multimedia con una facilidad de uso y de comunicación sin precedentes en la Historia.
Todo tiene sus desventajas y sus ventajas. Una de las ventajas de este tsunami informativo en el que vivimos, y de la «nube», es que nunca antes se había podido documentar, comunicar y potencialmente describir (ya sea voluntaria o involuntariamente) con un grado de detalle tan extraordinario nuestro mundo, la naturaleza, nuestro modo de vida y nuestras sociedades.
Flickr es quizá una de las memorias gráficas más extraordinarias que hayan existido jamás, no creo que ninguna otra fototeca física se le pueda ni remotamente comparar. Picassa, YouTube…
Otra cosa quizá no, pero desde luego que nuestros hijos y los historiadores del mañana van a tener una visión del mundo y un conocimiento del mismo como hasta ahora no había sido posible. Y por supuesto, un trabajo extraordinario para aprovechar todo lo que de ello, merezca la pena aprovechar.
Eso es lo fascinante de la World Wide Web y del ecosistema de dispositivos digitales informativos con los que convivimos. Es literalmente una memoria.
La Memoria del Mundo.
Con todo lo que ello conlleva…
CONSECUENCIAS DE GUARDARLO TODO
Por Jorge Franganillo
En efecto, cualquiera puede preguntarse para qué tomarse molestias en decidir qué interesa borrar y qué no, cuando es posible guardarlo todo. Al gestionar información personal, quizá conviene preguntarse primero qué interesa guardar y qué no, quizá conviene anticiparse a las actividades de mantenimiento y expurgo.
Las personas a menudo no hacen el esfuerzo de guardar información, ni siquiera en previsión de necesidades futuras, porque hacerlo supone demasiado trastorno o porque confían demasiado en su habilidad para recuperar esa información más tarde. Algunos sistemas incluso sustentan el guardado automático (historial de navegación, bandeja de entrada, etc.) con el objetivo de ahorrar tiempo a las personas y evitarles la distracción de interrumpir una tarea en marcha para decidir qué hacer con una determinada pieza de información.
Pero el reto persiste: si no se toman medidas en el proceso de guardar, mayor será la dificultad para encontrar aquella información cuando surja la necesidad y más probable será olvidar consultarla.
Guardar y buscar son acciones complementarias. Por lo tanto, guardar de forma inconsciente o incorrecta tiene consecuencias negativas sobre la posterior recuperación. Lo ilustra un ejemplo doméstico: una persona puede guardar unos calcetines en el cajón equivocado o puede guardarlos desparejados, y todavía podrá encontrarlos cuando los necesite, pero lo logrará a expensas de una búsqueda más prolongada.
La tecnología ofrece facilidades para buscar, filtrar y ordenar información personal. Pero la actividad explícita y consciente de guardar una pieza de información (o una pareja de calcetines) aumenta las garantías de encontrarla en el futuro.
Recordar la existencia de un determino objeto, a menudo, es el paso esencial para lograr reencontrarlo. Así, pues, para reencontrar una pieza de información no basta con buscarla, también hay que acordarse de que existe.