La acción de las bibliotecas públicas en tiempos de crisis

Resumen:
Se analiza cómo afecta la actual crisis económica a las bibliotecas públicas y qué iniciativas deben tomar para ayudar a los usuarios sin trabajo y con dificultades económicas. Se estudia el incremento del número de usuarios, la reducción de presupuestos, la necesidad de dar prioridad a la acción educativa y social para ayudar a los usuarios más necesitados, y las posibilidades de cooperación con organismos de fomento del empleo y la formación. Se expone finalmente el ejemplo de la Biblioteca Regional de Murcia, que ha implantado el programa “Biblioteca, punto de empleo”.

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Cómo citar este artículo:
Gómez-Hernández, José-Antonio. «Bibliotecas públicas en tiempos de crisis«. Anuario ThinkEPI, 2010, v. 4, pp. 79-86.

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  1. PLANIFICACIÓN, CONTROL Y EVALUACIÓN COMO HERRAMIENTAS PROPIAS

    Por: Joaquín Selgas

    Un tema de absoluta actualidad, importante y “duro” el que plantea José-Antonio Gómez-Hernández.

    Duro no sólo por la crudeza de la situación socioeconómica que atraviesa nuestro país, y con él las bibliotecas públicas y sus usuarios, sino por la dificultad de abordarlo.

    Es cierto que en España ha sido muy destacado el avance experimentado por las bibliotecas públicas desde los años noventa del siglo XX. Pero también es cierto que el panorama es bastante desigual y subsisten situaciones de gran penuria de recursos y por tanto de desarrollo de servicios.

    Y, en este contexto, la reflexión sobre la práctica, como la que nos propone José-Antonio, lamentablemente no es tan frecuente como sería deseable y la impresión es que muchos profesionales no disponen de los recursos necesarios (y no hablamos ahora de dinero) para desarrollarla y aplicarla. Quizá el problema en esta situación se vea agravado por el hecho de que sin una reflexión serena, metódica y organizada, sin el uso de las herramientas adecuadas, será difícil que las bibliotecas públicas se adapten a la nueva situación socioeconómica (dure lo que dure)y, por tanto, tengan éxito en cumplir su misión en la sociedad.

    Parte acertadamente José-Antonio del análisis del entorno social en el que se mueven las bibliotecas públicas y en el cual encontramos la razón de su existencia. A partir del reconocimiento de ese entorno y de la propia situación de la biblioteca, los responsables de cada centro podrían plantear más adecuadamente las decisiones más acertadas. Aunque los cambios más importantes son los que afectan a la sociedad, quizá los que se perciban más directamente y con más fuerza sean los que afectan directamente a los recursos presupuestarios de que disponen nuestras bibliotecas.

    El descenso en los recursos disponibles podemos aventurar que será mayoritario, probablemente ya en 2009, y quizá con mayor crudeza en 2010. Y ante esto de poco valdrá echarse las manos a la cabeza, pues parece de todo punto razonable que, ante un descenso de los ingresos por vía fiscal por la menor actividad económica y un aumento de los gastos sociales por el aumento de las necesidades, tengan que reajustarse las partidas presupuestarias de todas las Administraciones y entidades públicas de las que dependen los servicios bibliotecarios.

    Partiendo de esta constatación y de las nuevas circunstancias sociales, que repercuten en la demanda, explícita o no, de servicios bibliotecarios y de información, es como las bibliotecas públicas podrían plantearse su postura ante la crisis. Este puede pasar por adaptar las prácticas actuales en diferentes niveles:

    – Adaptación en el público-objetivo al que se dirigen los servicios. Si tenemos en cuenta qué sectores sociales están sufriendo más duramente los efectos de la crisis podremos identificar (y en un ámbito local, más fácilmente) aquellos grupos que más puedan necesitar un servicio público de biblioteca e información.

    – Adaptación en los objetivos de servicio. Aunque en la oferta de servicios las bibliotecas públicas españolas estaban todavía inmersas en una fase de desarrollo e incremento, las circunstancias y los sectores sociales sobre quienes elijamos centrarnos deben dar las claves acerca de qué prestaciones son más imprescindibles y de cuáles, si es preciso, se pueden prescindir.

    – Adaptación en las estrategias, tratando de buscar aquellas formas de abordar nuestros planes que, por un lado, nos permitan alcanzar mejor al público al que nos dirigimos y por otro, nos faciliten la manera más eficiente de lograrlo. Y aquí la búsqueda de sinergias y alianzas parece fundamental en un momento de escasez de recursos.

    – Adaptación en los métodos de acción, aplicación y control de las medidas, intentando mejorar el rendimiento de los escasos recursos disponibles.

    Y en todo esto la priorización es un concepto fundamental: si nunca una biblioteca pública pudo plantearse abarcar todas las necesidades de todo su público potencial, en la actualidad resulta imprescindible tomar decisiones que a veces pueden resultar duras, pero que, si son acertadas, mejorarán sin duda la posición de nuestro centro.

    Algunas de esas decisiones nos presentaba José Antonio en su reflexión. Muchas otras se pueden discurrir, como el replanteamiento de las políticas de gestión de las colecciones (o su puesta en marcha allí donde todavía no tienen sistematizada esta importante área de actividad): pensemos si no puede ser el momento de ajustar las colecciones a las verdaderas necesidades y demandas actuales (aprovechando la existencia cada vez más frecuente de redes locales que permiten una gestión más rica y flexible) y de una distribución y especialización de las adquisiciones por puntos de servicio allí donde se pueda mantener un sistema de circulación de fondos entre sucursales en tiempos razonables.

    Sin duda son muchas las soluciones y las decisiones que se pueden adoptar, pero todas deberían deducirse de un sistema de toma de decisiones que trate de asegurar el mayor aprovechamiento de los escasos recursos. La asunción como propias de las herramientas de la planificación, el control y la evaluación se revelan, todavía más en tiempos de crisis, como elementos imprescindibles para la gestión de las bibliotecas públicas.

    Ojalá la evaluación que podamos realizar dentro de unos años nos revele cómo las bibliotecas públicas españolas supieron mantener durante unos años de crisis (esperemos que no muchos) una adecuada presencia social, no por el mero hecho de continuar patrones de crecimiento y dibujar bonitos gráficos, sino para comprobar y demostrar que realmente son una institución necesaria y útil en nuestra sociedad.

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