Resumen:
Twitter es uno de los servicios que más relevancia han ganado en el último año entre los bibliotecarios y documentalistas. Uno de los usos que se le está dando es la difusión de información y noticias. Se reflexiona sobre su uso por parte de los profesionales.
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Cómo citar este artículo:
Arroyo-Vázquez, Natalia. «Contenidos profesionales en Twitter: cuando menos es más«. Anuario ThinkEPI, 2012, v. 6, pp. 258-263.
Arroyo-Vázquez, Natalia. «Contenidos profesionales en Twitter: cuando menos es más«. Anuario ThinkEPI, 2012, v. 6, pp. 258-263.
TWITTER: SINTONIZO TU FRECUENCIA
Confieso que soy de ésos, de los de seguir muchas cuentas, escribir mucho y retuitear bastante. Debería decir “#yoconfieso” (que es un “hashtag” que aparece con cierta frecuencia). Sigo unas 1.200 cuentas de Twitter, y tuiteo todos los días (generalmente sólo desde 2, otros días desde 3 y hasta 4 cuentas con perfiles e intereses distintos).
De vez en cuando hago una limpieza, no basándome en la cantidad de cuentas que sigo, sino en la pertinencia entre lo que las cuentas tuitean y mis intereses del momento. Es muy fácil y conveniente enganchar y desenganchar: Twitter no crea los mismos vínculos que Facebook, no se trata de “hacer amigos” sino de “sintonizo tu frecuencia”.
Quiero destacar que Twitter es sobre todo un medio de escucha: de ahí la similitud con la “frecuencia de la radio”. Más que seguir una cuenta, me gusta seguir una conversación, o seguir la pista a un tema. El hashtag o etiqueta resulta por tanto esencial para discriminar los contenidos. Y parte de la habilidad del profesional de estas cosas (permíteme que huya del término community manager) consiste en la gestión de sus escuchas, sus retuiteos, y sus hashtags. O sea, la selección de sus fuentes de información, su evaluación y correcto uso para su difusión.
¿Me veo abocado a un “Síndrome de Stendhal tuitero”, doctor? Si uno está interesado en bibliotecas universitarias, bibliotecas públicas, lectura, movimientos sociales, alfabetización en información, tipografía, open access, diseño gráfico, marketing bibliotecario, libros electrónicos y alfabetización digital ¿qué hacer? Ya no puedo apagar la radio…
TWITTER Y LA NO FRAGMENTACIÓN DEL UNIVERSO WEB
En mi opinión Twitter es la herramienta/servicio informacional más potente de la actualidad: permite filtrar y difundir información, obliga a ser conciso y es muy flexible; facilita la conexión/desconexión inmediata, y por tanto la multitarea.
En mi día a día, Twitter es fundamental. Me permite expresarme como profesional/persona (“@ferjur”) y como institución (“@bibmus”), mientras gestiono la biblioteca y atiendo a mis usuarios.
Un aspecto reseñable para todos aquellos que trabajamos en “lo público” es que de momento (crucemos los dedos) compatibiliza su modelo de negocio con una no fragmentación en silos del universo web (a diferencia del modelo Facebook, que intenta crear una web paralela y cerrada). Su intento de ser “abierto” le obliga a tomar decisiones que buscan el equilibrio entre la “transparencia” y la “censura”, decisiones difíciles de valorar, que denotan, a mi juicio, un alto grado de compromiso social.
Si todavía no sois usuarios de Twitter os animo a darle una oportunidad. No os arrepentiréis.
PROPUESTAS DE BUENAS PRÁCTICAS CONTRA EL RUIDO
Estoy de acuerdo, Fernando. De todas maneras, como todos los que usamos redes sociales vamos acumulando tantos contactos, creo que se hace necesario que nos autoregulemos, me explico:
Al principio era divertido recibir toda clase de chorradas y chascarrillos, pero hoy en día a mí ya se empieza a hacer pesado que alguien me diga que “está mirando por su ventana” o que “se ha preparado unas albóndigas con sanfaina”. Me da igual, o mejor dicho, me molesta, pero igual no le quiero “desconectar” porque esa persona a veces dice cosas interesantes.
A ver, pediría que si se envía algo sea útil o gracioso, pero que no me diga que “se acaba de bajar del avión y se ha subido al autobús del aeropuerto”. Si resulta que eso no tiene mayor trascendencia entonces es un simple “ruido” (molesto por definición) de entre los cientos de mensajes que recibo todos los días.
Google+ ha dado un paso para que nos podamos clasificar nuestros contactos, pero ahora deberían ser nuestros contactos los que se
“comporten” como les tenemos clasificados, y nos envíen el tipo de información que esperamos de ellos.
Propuestas:
1) Nos autoregulamos y dejamos de mandar tantos tuits vacíos.
2) Nos hacemos 2 perfiles: uno profesional y otro personal, y así canalizaríamos mejor nuestras manifestaciones. Los amigos-colegas podríamos elegir entre uno u otro o los dos.
Y luego también pediría -ya puestos a pedir, aprovecho- que no se envíen públicamente mensajes crípticos que sólo entienden determinadas personas a quienes se supone van dirigidos. Esos mensajes deberían enviarse de forma particular y privadamente, no en broadcasting general, haciendo que algunos nos sintamos tontos tratando de entenderlos.
Lo que estoy diciendo me recuerda los principios de esta lista IweTel, allá por 1993 cuando la puse en marcha. Entonces hasta se organizaban cenas de pequeños grupos de amigos a través de la lista. Y debido a la novedad eso era algo gracioso, y sobre todo aportaba contenidos –entonces tan faltos-, aunque no fueran profesionales, pero hoy en día eso sería una locura.
En fin, creo que deberíamos mentalizarnos y acostumbrarnos más a hacer frente al ruido en las redes sociales, nosotros documentalistas que somos expertos en eso.
EL LADO INFORMATIVO Y COMUNICATIVO DE LAS REDES SOCIALES
Como ya ha comentado por ahí “@ehonorio”… “#yoconfieso” que soy uno de esos que de vez en cuando mete información que no le puede interesar a la gente… pero que a algunas personas por supuesto que sí. Las redes sociales, en este caso Twitter y al igual que todas, depende y está muy presente el lado informativo y el lado comunicativo (sin olvidar el emocional).
Otra forma de seguir contactos por Twitter son las listas (no las olvidemos) y en las cuales no hace falta ni ser follower para poder seguir a alguien. Sirven para crear tus grupos de interés y clasificar a los perfiles según las áreas de interés que tengas y la información que te puedan aportar.
¿Cantidad frente a calidad?… siempre se dice que la calidad es mejor, pero… ¿y si es mucha la calidad que compartir?
En términos de calidad y cantidad ya entramos en cuestiones de cada persona… puede que para una persona 5, 8 ó 10 tuits en una mañana esté bien y que para otras personas esa cantidad de tuits sea agobiante.
LAS VENTAJAS, MUCHAS; LAS MOLESTIAS, BIEN UTILIZADO, MÍNIMAS
El debate sobre la utilización de Twitter a nivel profesional siempre es estimulante. Aunque algunos usuarios lo utilicen para decir “chorradas”, esto es para mi realmente muy poco significativo. Lo que Twitter me ofrece y me permite es tanto y tan útil, que los contenidos insustanciales son irrelevantes y/o se pueden minimizar. ¿Cómo?, haciendo un uso “profesional” de Twitter. En la parte como “emisores” de información no entro, hablaré sólo de su utilización como “fuente de información”.
Si
1) elegimos bien a quien seguimos;
2) organizamos y filtramos la información de los perfiles que seguimos utilizando listas (algo absolutamente imprescindible), y
3) utilizamos bien las búsquedas y las etiquetas,
entonces tenemos a nuestra disposición, en palabras de Fernando, “la herramienta/servicio informacional más potente de la actualidad”. Para mi Facebook sí que es otra cosa, y su utilización profesional no es tan efectiva como fuente de información, y desde luego, Google+ a día de hoy está todavía a años luz de Twitter, no sé en el futuro.
Los ejemplos de utilidad en mi día a día profesional son tantos que no puedo poner solamente uno, pero sirva como ejemplo el uso de listas de colegas o de ámbitos especializados muy concretos, como la que se comenta en mi nota ThinkEPI “Documentalistas de medios y redes sociales”
http://thinkepi.net/documentalistas-de-medios-y-redes-sociales
Sin Twitter, seguramente no hubiera conocido a algunos de los profesionales o investigadores de España y de otros países con los que ahora mantengo contacto, o no hubiera descubierto o leído buena parte de las fuentes informativas diversas que consulto a diario.
Y un pequeño apunte sobre el “ruido” en las redes sociales. Tenemos que adaptarnos al ecosistema informativo de la actual Web social y asumir de manera natural que, igual que en la época de la hegemonía de las fuentes impresas no leíamos el diario de papel entero de principio a fin, ahora tampoco debemos exigir una relevancia del 100% a los contenidos de nuestro timeline de Twitter.
Resumiendo: las ventajas, muchas; las molestias, bien utilizado, mínimas.
LA MEJOR DEFENSA CONTRA EL RUIDO ES QUE NO SE GENERE
Javier, planteas una serie de medidas para poder defendernos del ruido informativo, cosa que me parece muy bien, pero lo que yo proponía era mentalizarnos para dejar de producirlo.
La mejor defensa contra el ruido es que no se genere. En este caso, la mejor defensa -o forma de sentirnos cómodos con nuestros contactos- es mentalizar a éstos para que no lo generen, es decir:
-que etiqueten debidamente el tipo de material que envían, de manera que no nos llegue mezclado, o
-que usen un perfil o canal profesional, y otro (u otros!) de tipo personal variopinto y caleidoscópico.
La información es relativa, ya se sabe. La mejor información del mundo es un ruido si no está en el lugar adecuado y en el momento oportuno, o si no está debidamente etiquetada para hallarla cuando se busca.
Planteo esto desde una lista profesional como IweTel, asumiendo que quienes leen esto tienen algún tipo de interés profesional. Evidentemente habrá mucha otra gente que sólo usa las redes para distraerse.
A pesar del eventual ruido yo seguiré usando las redes sociales, pues estoy de acuerdo en que son muy útiles e imprescindibles. Sólo trato de que entre todos las optimicemos para los asuntos profesionales, pues como decía, a veces se hace pesado que alguien nos cuente su vida intrascendente. Si me apuras se trata de un asunto de mejora de la productividad laboral, cosa que conviene bastante a este país.
En cuanto a tu comparación de Twitter con el periódico impreso no me parece que sea lo mismo, pues en el periódico tú vas seleccionando y eligiendo las secciones y los títulos de las noticias, pero los tuits te los tienes que tragar todos.
LA REVISIÓN SISTEMÁTICA DE A QUIÉN SEGUIMOS
Yo encuentro muy complicado y ambicioso proponer unas normas de uso del Twitter para los profesionales de la información y que se cumplan. Ya me gustaría, ya, que todos usáramos esta red social como propone Tomás. Hay que tener en cuenta también que, al menos yo, no sólo sigo a profesionales de nuestro sector sino (y cada vez más), intento seguir a profesionales de todas aquellas áreas del conocimiento que pueden interesarme en un momento dado. Mi mayor fuente de información hoy día es el seguimiento de las etiquetas de mi interés, hastags, que usan profesionales de otros sectores con los que tenemos temas comunes. El problema del ruido por lo tanto, se multiplica.
Creo que el tiempo y la práctica diaria harán que nos comportemos en Twitter según lo que queramos conseguir, y los lectores tendremos herramientas -que tenemos ya- para una selección más adecuada de nuestras lecturas. Lo mismo le pasó a los blogs en su momento, y ahora los tenemos más o menos controlados.
Lo que sí tenemos que poner en práctica es la revisión sistemática de a quién seguimos, en cualquier red social de que se trate, de la misma forma que debemos revisar las etiquetas en Gmail, o las alertas creadas en Google o en los recursos electrónicos o las RSS a las que estemos suscritos. Nos llevamos la vida revisando…
LOS NIVELES DE SELECCIÓN EN TWITTER
Twitter es cada vez más una herramienta de la cual tirar para informarse. Es un espacio donde se junta muchísima gente y genera mensajes y más mensajes, muchos de los cuales son pistas en forma de enlace a cualquier parte: una foto, un artículo, un vídeo, una presentación, etc. Una base logística de la información en la que la gente a la que sigues te configura la agenda de desplazamientos por internet. Yo selecciono para los que me siguen y los que sigo seleccionan para mí. ¿Curadores cruzados?
Uno como individuo que se informa tiene en ese entorno dos niveles de selección:
– Selecciona a la gente a la que sigue.
– De entre el contenido que esa gente selecciona, selecciona el que le interesa.
La primera es una tarea que hay que ir haciendo: hay perfiles que antes interesaban y ahora no, hay otros que son un descubrimiento y a partir del cual encontramos otros que igualmente nos interesan. Es algo que se suele hacer, pero no cada día.
En cambio, la selección del contenido que se nos expone cuando visitamos el timeline de Twitter sí que es algo continuo. De hecho, mientras estoy escribiendo esto estoy dejando de ver bastantes mensajes que podrían tener algo que me interese. Pero no importa, porque el problema suele ser de exceso de líneas a seguir y no de defecto: si algo es especialmente relevante para mí, es fácil que me acabe llegando de cualquier manera porque justamente los mensajes tienden a repetirse (varias personas recomendando lo mismo es algo usual y lógico cuando uno tiene unos intereses determinados y sigue a personas afines).
Resumen hasta ahora: si me quiero informar en Twitter selecciono a gente que me interesa y después selecciono de entre los contenidos que esa gente comparte en su perfil.
Llegados a este punto, hay que añadir algo que ocurre cada vez más a menudo: Twitter se consulta en movilidad y no es fácil hacer una selección rápida. Primero porque son muchos mensajes continuamente y segundo porque no siempre el dispositivo que usemos nos permite gestionar correctamente lo que estamos seleccionando. Si no podemos leer en ese momento lo que nos interesa, ¿qué hacemos con ello?
En mi caso, y después de algunas vueltas, he acabado usando justamente el sistema que Twitter ofrece para eso: los favoritos. Para este viaje no hacían falta alforjas, ¿verdad? Lo que ocurre, y perdón por la interrupción, es que yo en realidad quería hablar sólo de cómo uso los favoritos de Twitter pero se me ha ido la mano con la introducción y al darme cuenta he pensado que tampoco estaba mal mantenerla. Así que digamos que este texto empieza aquí.
Sigo. Lo que hago cuando consulto Twitter en movilidad (y no sólo me refiero a cuando lo consulto desde el móvil, sino también a cuándo lo consulto sin más tiempo que el de un vistazo rápido a lo último que se ha publicado), es hacer barridos rápidos y marcar como favorito cualquier tuit que quiera volver a recuperar después. No tiene que ser algo que necesariamente me interese de verdad, sino simplemente que llame mi atención y crea que puede merecer la pena dedicarle ni que sea unos segundos después.
Hechos varios barridos a distintas horas y quizá en distintos días, cuando tengo un rato algo más sosegado recupero y proceso esos favoritos: unos se desechan directamente, otros se leen en ese momento, otros pasan a Evernote para ser leídos más tarde o como referencia necesaria para algún proyecto que tenga abierto, otros los recomiendo directamente a un tercero y otros pasan a formar parte de mi pequeña colección creciente en Diigo. Es decir, estoy aplicando un tercer nivel de selección a partir del cual ya sí le doy un uso a lo recogido.
Así que ese es básicamente el proceso de recogida de información que sigo en Twitter. Añado que incorporo un nuevo elemento no mencionado hasta ahora: el correo electrónico. Es simplemente por comodidad, a mí me va mejor así: tengo programada una regla según la cual cualquier tuit que marque como favorito se envía a mi dirección de correo con una etiqueta determinada (que me permite crear una regla de correo para no saturar la bandeja de entrada). Por lo tanto, la selección final no la hago desde los favoritos de Twitter, sino desde el correo.
El sistema no está mal, me funciona… pero es mejorable. Por ejemplo, preferiría que al marcar un favorito el contenido del enlace al que apunta el tuit se guardara automáticamente en mi cuenta de Evernote. Como al final muchas cosas quedan allí, me sería más fácil distribuir sólo lo que tenga que ir a otro lado. Pero la verdad es que no sé cómo hacerlo; he probado programando una tarea en Ifttt, pero lo que hace es enviarme el tuit y no el contenido al que hace referencia, y en ese caso me parece más cómodo el correo.
Así que… si alguien ha llegado hasta aquí y me puede ayudar en este punto lo agradeceré.
MENDELEY PARA ENLACES DE TUITS QUE SON RECURSOS DE INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
También hablando en movilidad…yo envío directamente a Evernote o a Diigo (DiigoDroid), los tuits o los enlaces de los tuits que me interesan. En Diigo conservo los sitios web, post, imágenes, media, etiquetándolos, y a Evernote, envío aquello a lo que quiero darle una lectura más reposada, para su posterior clasificación o uso.
Al correo tan sólo envío lo que requiere de mi máxima atención por ser crítico o necesitar esa información de forma inmediata. En cierta medida, simplifico los niveles de selección usando la opción de “compartir a través de”, directamente desde mi Twitter, y enviando desde allí a Evernote, Diigo o al correo-e.
Además de estos espacios de información, yo añado uno más, la cuenta en Mendeley, para aquellos enlaces de los tuits que son recursos de información bibliográfica tipo libros o artículos de revistas, informes, etc., y que por sus características merecen ser gestionados por un gestor de referencias bibliográficas. El problema es que la opción de “compartir” del móvil no me permite enviar directamente a Mendeley, a pesar de tener Droideley instalado en el móvil.
EVERNOTE, TWITTER Y EL CONTENIDO FINAL
Lo que a mí me gustaría es poder llevar directamente a Evernote el contenido final. Es decir, si por ejemplo en un tuit aparece un enlace a un artículo sobre ratones albinos, lo que yo quiero no es tener en Evernote el tuit con el enlace (eso ya lo tengo solucionado), sino el texto completo del artículo.
RESUMEN FINAL
Mis expectativas con esta nota ThinkEPI se han visto más que superadas, pues lo que en principio era un modesto texto de opinión se ha convertido en todo un catálogo de experiencias e ideas sobre el uso de Twitter.
Recapitulando, si me permitís, voy a expresarme también en idioma tuitero:
– Una misma herramienta, diferentes usos y distintas experiencias. Así, Twitter es un sintonizador de frecuencias para @ehonorio, herramienta informacional para @ferjur, y para @julianmarquina tiene además un lado comunicativo y otro emocional (no menos importante por ir entre paréntesis). Para mí es la red social con la que más cómoda me siento.
– Las reglas de juego son otras. Como señala @jguallar: “no leíamos el diario de papel entero de principio a fin, ahora tampoco debemos exigir una relevancia del 100% a los contenidos de nuestro timeline de Twitter”. Aunque en ocasiones nos gustaría poder eliminar todo el ruido posible, como propone @baiget, la cosa no es tan sencilla, puesto que estamos hablando de espacios personales. La única forma posible de acción es premiar con nuestra indiferencia a los perfiles que no nos interesan, con fidelidad a los que nos gustan o retuiteando o comentando aquello que consideramos oportuno.
– Twitter es una potente herramienta de información. Y requiere de unas habilidades específicas que los profesionales de la información estamos incorporando sobre la marcha. Sistemas de discriminación como los hashtags o etiquetas, citados por @ehonorio, @jguallar y @nievesglez, las listas (@julianmarquina) o los favoritos que utiliza @javierleiva se pueden completar con el potente sistema de búsqueda de Twitter, y que permite acotar por términos, etiquetas, idioma e incluso geográficamente.
– Nos hemos acostumbrado a un sistema de discriminación de la información basado en la inteligencia colectiva, a que nos hagan el primer trabajo, pues realmente quienes discriminan la información en una primera instancia son las personas a las que seguimos. Curadores cruzados les llama @javierleiva. Es importante ser conscientes de ello si tratamos a Twitter como fuente de información.
– El uso combinado de otras herramientas —Evernote, Diigo, correo electrónico y gestor de referencias, sugieren @javierleiva y @nievesglez— nos permite gestionar la información para incorporar aquello que nos interesa a nuestra vida diaria.